En
su último capítulo de “Interpretaciones de las culturas”, Geertz nos describe
un acto de peleas de gallo en Bali. Se muestra una élite que logra modificar el
comportamiento cultural de los balineses a través de las prohibiciones de
algunos actos tradicionales, pero aunque la pelea de gallos sea parte de una de
esas prohibiciones no se hace nada por evitarlo y mucho menos sancionarlo.
El
autor describe que estaba presenciando una pelea de gallos en un pueblo balinés
junto con su esposa y la empatía, seguido de la solidaridad que mostró con las
personas en su alrededor al sucintarse un acto con la policía, le abrió las
puertas para acceder a su trabajo de campo. Geertz señala que el pueblo balinés
muestra las asociaciones con la animalidad con mucho desprecio y repudio, a tal
modo que se prohíbe a los infantes gatear ya que estarían imitando el andar de
los animales, pero en el caso del gallo la interpretación cambia. Los gallos
son símbolo de masculinidad, de un joven soltero, de fuerza, tipo duro o Don
Juan, y existe una relación entre los
hombres y sus gallos, especialmente cuando se prueban fuerzas en estas peleas.
El
“ juego profundo” consiste en la pelea de gallo que tiene un espacio masculino definido en la comunidad, lo que se
arriesga en estas apuesta es mucho en comparación con el promedio del sueldo de
un balinés, pero lo que está en juego no es solamente el dinero sino lo que
representa, el símbolo que lo enmarca. Lo que está en juego es el status, no es
el dinero en sí, sino lo que el dinero hace que ocurra como el desplazamiento
de status.
En
el momento de la pelea de gallos, se producen apuestas, estas obedecen a un
orden que define las relaciones sociales de la comunidad, por ejemplo no se
puede apostar en contra de un mismo grupo parental porque no se mostraría
solidaridad y hasta se expondría una riña o confrontación a posteriori, cuando
se apuesta al gallo de un familiar se está demostrando que existe una red de
alianza, solidaridad y confianza en el desempeño en la pelea. A la vez, las
riñas que surjan en la pelea de gallos activa las solidaridades, con las
alianzas, las rivalidades y hostilidades con el grupo contrario de las
apuestas, pero en forma de juego, no de una manera explícita.
El
carácter interpretativo que otorga Geertz a este hecho tiene mayor valor que el explicativo, va más allá
de lo que se está estudiando y utiliza los símbolos para explicarnos el carácter público de la cultura porque los significados se
comparten, como las alianzas, las solidaridades y las riñas expresadas en
rituales y actos festivos.