martes, 2 de abril de 2013

IDENTIDADES EN CONSTRUCCIÓN Y QUIEBRE GENERACIONAL DE LAS MUJERES QUICHUAS DEL NAPO


La antropóloga Blanca Muratorio realizó  el trabajo de campo durante cuatro  veranos consecutivos en  el área de Tena-Archidona,  Alto Napo de la Amazonía Ecuatoriana con las mujeres indígenas Quichuas, a través de sus historias de vida y  especialmente con las mujeres adultas  de la comunidad.

Los indígenas del Napo conforman una  cultura tradicional  que se vieron obligados a adaptarse a los cambios históricos que vino con la Conquista, la evangelización , las políticas  del estados ecuatoriano y , por último, la explotación del petróleo de sus reservas regionales. La nueva infraestructura abrió caminos, flujo de personas foráneas por la demanda de trabajo y la incorporación de la población indígena a la economía del mercado.

Durante los dos últimos años de su trabajo de campo, Muratorio,  apreció el desarrollo de este pequeño centro urbano y con ello la aparición de un espacio conflictivo de identidades emergentes  y heterogéneas a raíz de nuevos espacios que se abren para la incorporación de las jóvenes quichuas como la escuela secundaria que les permite la socialización con jóvenes de su edad, las atracciones de una pequeña ciudad, el acceso a medios de comunicación masivo como la televisión , lo que provee una nueva perspectiva de sus identidades.

La principal preocupación de las mujeres mayores de esta comunidad reside en que las jovencitas son muy activas en las prácticas sexuales , llegando con ello a tener un sobre nombre de “carachamas” como analogía al un pez nativo muy abundante en esa zona y fácil de pescar. La sexualidad femenina pasó de un ambiente íntimo y familiar, controlado por las restricciones del grupo  a ser expuesto en un ámbito público donde la seguridad y el bienestar no están asegurados.

El problema primigenio de estos cambios se sitúa en el papel que las mujeres mayores van teniendo en este nuevo escenario, ya que la verdadera reproducción social  y cultural depende de ellas, de la trasmisión de sus conocimientos y las narraciones que las acompañan.

Las jóvenes mujeres quichuas en el proceso de convertirse en personas sexual y socialmente adultas se enfrentan a su conciencia individual, involucradas en el proceso de formación de su identidad donde se mezclan los modelos tradicionales y modernos de feminidad y donde ellas van aceptando y descartando algunos elementos de cada uno. Sus tres caminos de identidad están rigidos por el modelo de sus mayores, el modelo de los medios de comunicación y el modelo de las organizaciones políticas de carácter indígena.

Realizando un enfoque en el primer camino, hay que notar que la tradición señala la crianza y educación de una niña a cargo de su abuela materna. Las abuelas serán las promotoras de la cultura del grupo hacia una nueva generación y a través de la reproducción, para las nuevas generaciones , de los códigos culturales  que las formaron a ellas como mujeres.

Las abuelas hablan de los ideales de la feminidad. El primer aspecto no es la maternidad sino la adhesión a un código de trabajo ético y estético, el cuidado a los hijos ya es un supuesto pero el espacio doméstico no es considerado como el principal.  Los conocimientos, habilidades y actitudes sociales son visibilizadas en la producción, preparación y consumo de la comida. La transferencia del “paju” consiste en un ritual  doméstico donde una mujer joven comprar los poderes  o “pajus” de una mujer reconocida en cultivar yuca, preparar chicha y curar enfermedades. En este sentido, la reputación de las mujeres mayores es puesta a prueba de manera continua porque las jovencitas ya  no quieren hacer tareas domésticas.

La incorporación de las mujeres a las ferias semanales de Tena  han permitido una autonomía económica y a la vez una dependencia al mercado. Con el desarrollo de proyectos turísticos, se abre otro espacio, que viene a ser el comercio cultural. Las mujeres jóvenes quichuas quieren que las abuelas les enseñen canciones o cuentos en su idioma con el fin de comercializarlos a los turistas y ante este pedido muchas de  las mujeres adultas se han negado. La jovencitas ven un medio de comercio la representación de los mismos elementos de la cultura de sus mayores contra los cuales ellas se han negado.

Las abuelas  ven a la televisión como un nuevo tipo de invasión del “otro blanco”. En el pasado, ellas fueron capaces de resistir y acomodarse a modelos raciales , morales y estéticos impuestos por los colonos y  religiosos  pero con la  televisión es imposible un diálogo. La principal objeción de las abuelas es que las jóvenes imitan los modelos estéticos, de conductas y lenguaje que  atentan contra su cultura. Las imágenes están  marcadas  por el mensaje de la superioridad de la raza blanca ante todos, de manera social y estética. Estos programas proyectan ideales que están fuera del alcance de las jóvenes indígenas quichuas cuya  agencia cultural está sujeta a condicionamientos  que limitan la posibilidad de elección.

Si bien es cierto que la autora ofrece una explicación parcial de un problema más intenso, cabe notar que el análisis lo realiza a través de las narraciones e historias de vida de las mujeres adultas del Napo que muestran una incapacidad por controlar esta situación y una gran impotencia al ver que su lugar en una sociedad estructurada y justificada se ve desplazada por circunstancias y elementos foráneos incapaces de concordar o  crear diálogo. Estas mujeres se sienten en medio de una batalla  donde las partes son desiguales.
La dificultad también surge de la otra parte, de las jovencitas quichuas que tienen múltiples elementos para formar su identidad y la responsabilidad de reinventar identidades indígenas de género en este nuevo escenario. El nuevo escenario de la sociedad contemporánea muestra un camino  más difícil para negociar su “autenticidad” étnica pero no imposible.




BIBLIOGRAFIA
Muratorio, Blanca
1998 Identidades de mujeres indígenas y política de reproducción cultural en la Amazonía ecuatoriana.

Prieto, Mercedes
2005  Mujeres ecuatorianas. FLACSO. 2005